UN ÚNICO IMPERIO. UN ÚNICO EMPERADOR. UN ÚNICO DIOS
Tras décadas sumida en el caos, Roma es grande de nuevo. Sin embargo, el artífice de su resurrección, el implacable Diocleciano, vuelve a poner en riesgo el futuro del Imperio al dividir su territorio entre cuatro hombres. La Tetrarquía comienza a hacer aguas en cuanto el augusto abdica, y de entre la sangre de los tetrarcas surgirá el hombre que está llamado a unificar Roma una vez más: Constantino.
Y es que, desde la rica Alejandría hasta las lejanas fronteras de Britania, Constantino irá abriendo paso a golpe de espada en busca del poder absoluto. Pero, mientras avanza en su conquista terrenal, se libra otra guerra: ¿Qué dios regirá los designios de Roma? Será él, Constantino, quien cambiará la historia para siempre al elegir a Cristo en Nicea, pero también al refundar Bizancio en Constantinópolis, monumento a su vanidad y ciudad en la que es espíritu de Roma pervivirá durante mil años más.
Aún así, a pesar de todos sus éxitos y victorias, un oscuro secreto ensombrece su legado. Los nombres de Fausta y Crispo, que intentan liberarse de las cadenas del olvido al que han sido condenados, perseguirán al emperador hasta su lecho de muerte. Sólo entonces se dirimirá la última cuestión: ahora que está a punto de morir, debe decidirse si ha sido un gran hombre o un simple asesino.
Nació en Sevilla, en 1985, y es licenciado en Medicina por la Universidad de la misma ciudad. En 2010 se trasladó a Madrid para especializarse en cardiología y reside allí desde entonces. A pesar de su formación como médico, nunca abandonó ninguna de sus dos grandes aficiones: la literatura y la historia; y ha centrado su interés en esta última en el olvidado y en gran parte desconocido periodo bizantino. Fruto de sus dos grandes pasiones y de un riguroso trabajo de investigación centrado en las fuentes de la época surge su primera novela, Irene de Atenas. Luego nos ha regalado una maravillosa historia de mujeres en torno a Pedro el Cruel: Olvido y crueldad. Y no todo acaba aquí...